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Cosecha en la comunidad de fuerabamba, 1974. archivo atoq.

Cotapampa y Yanahuara. Naciones ancestrales en el Proyecto Las Bambas.

Publicado: 2016-05-04


De los 147 casos activos registrados en el último Reporte de Conflictos Sociales de la Defensoría del Pueblo resalta estos días el caso del proyecto minero Las Bambas, el cual se constituye hoy por hoy una suerte de “garantía” de ingreso fiscal para el Estado, vale decir de “crecimiento económico” o por lo menos de “estabilidad macro económica”, para la próxima gestión. Pero este conflicto tuvo ya un lamentable saldo de seis fallecidos en setiembre del año pasado, y este último mes ha vuelto a recrudecer.

Una parte medular del reclamo de las comunidades tiene que ver con la modificación de los estudios y planes de impacto ambiental (EIA) que generará el proyecto, cambios que se hicieron sin informar ni consultar a la población local. Si bien el rótulo de comunidades indígenas fue sustituido por el comunidades campesinas a partir del gobierno del Velasco Alvarado, alegando que el uso de dicha palabra era discriminatorio, las comunidades campesinas del área de influencia del proyecto Las Bambas se reivindican como pueblos originarios o comunidades indígenas a partir de la necesidad de ser consideradas como tales para acogerse al Convenio 169 de la OIT, referente a la consulta previa.

Por ello han surgido, diversos frentes de defensa de intereses, organizaciones sociales de base, colectivos de jóvenes, que reivindican esta pertenencia a naciones originarias generando y recreando un discurso identitario local de reivindicación indígena. Este discurso empieza por establecer la existencia y continuidad en el tiempo de esa “nación”, cultural e históricamente distinta de las otras tantas que conforman nuestro país, que se reconoce como un “Estado plurinacional”.

Se habla entonces de culturas locales, de grupos étnicos, o de pueblos indígenas en general, y en este caso en particular, de culturas locales que figuran como protagonistas de momentos centrales de la historia andina. Se trata de las naciones Cotapampa y Yanahuara, mencionadas en la mayoría de las crónicas e historias sobre el Tahuantinsuyo. Naciones cuyos territorios corresponden a las actuales provincias de Cotabambas y Grau en el departamento de Apurímac.

Un aspecto central de este proceso es que se reproduce en una escala local el discurso propio del departamento y región de Apurímac. Cuya configuración territorial actual data de principios del siglo XX, tratándose de una muesca más en el tiempo, resultado de un largo proceso histórico. Pero las implicancias de trasladar la versión oficial de la historia departamental al plano local han podido generar algunos equívocos.

Ya que a propósito de la marcha de protesta a Lima y el inicio de una huelga de hambre prolongada por parte de los representantes de las comunidades del área de influencia directa e indirecta del proyecto Las Bambas, se ha llamado a estas comunidades como “Chancas – Yanahuaras”, y se asume que los pueblos Cotapampas y Yanahuaras fueron históricamente Chancas, lo cual es erróneo. De entre los varios cronistas y autores que los mencionan, leamos al Inca Garcilaso de la Vega, a modo de recordar los 400 años de su muerte. En el capítulo X del libro III de Los Comentarios Reales, nos cuenta cómo el Inca:

“entró por una hermosa provincia llamada Yanahuara (…) que el primer pueblo que hay por aquella banda, que se dice Piti, salió con todos sus moradores, hombres y mujeres y niños, con gran fiesta y regocijo, con grandes cantares y aclamaciones al Inca, y lo recibieron por señor y le dieron la obediencia y vasallaje. El inca los recibió con mucho aplauso y les dio muchas dádivas de ropas y otras cosas que en su corte se usaban traer. Los del pueblo de Piti enviaron mensajeros a los demás pueblos de su comarca, que son de la misma nación Yanahuara, avisándoles de la venida del Inca y cómo lo habían recibido por rey señor, a cuyo ejemplo vinieron los demás curacas, y con mucha fiesta hicieron lo mismo que los de Piti”.

Y en el Capítulo XIII del mismo libro, titulado “Envía el Inca a conquistar los quechuas. Ellos se reducen de su grado”, nos cuenta que:

“El Inca general [Auqui Titu] y sus maeses de campo entraron en una provincia llamada Cotapampa; hallaron al señor de ella acompañado de un pariente suyo, señor de otra provincia llamada Cotanera”, quienes le dijeron: “si no vinieras tan presto a reducirnos al servicio del Inca, estábamos determinados a ir el año venidero al Cuzco a entregarnos al Rey y suplicarle mandara admitirnos debajo de su Imperio, porque la fama de las hazañas y maravillas destos hijos del Sol, hechas en paz y en guerra, nos tienen tan aficionados y deseosos de servirles y ser sus vasallos que cada día se nos hacía un año. También lo deseábamos por vernos libres de las tiranías y crueldades que las naciones Chanca y Hancohuallu y otras, sus comarcanas, nos hacen, de muchos años atrás, desde el tiempo de nuestros abuelos y antecesores…”

Estando en cuestión la pertenencia o no a un pueblo originario, y la existencia misma de comunidades indígenas en la sierra peruana, se hace necesario profundizar más en el estudio de la historia de estos pueblos, y se hace urgente la difusión de dichos resultados entre la población heredera de estas culturas.


Escrito por

Gonzalo Valderrama Escalante

Licenciado en Antropología por la Universidad Nacional san Antonio Abad del Cusco.


Publicado en

Hanan Cuzco

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