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Haukaypata

Publicado: 2019-03-05


Quienes hemos nacido el siglo pasado somos testigos de ese cambio acelerado que ha atravesado la ciudad estas últimas décadas. La plaza de hoy no es la misma que la de principios de siglo o la de los noventa, es un espacio patrimonial, pero también dinámico y sujeto a una constante transformación.

A fines de los ochenta en la plaza eran visibles los trabajos de restauración de la torre de la Catedral, las rejas que cerraban la calle Loreto y los autos de un parque automotor reducidísimo en relación al actual. A fines de los ochenta los autos eran considerados oficialmente artículos de lujo y estaban grabados con altos impuestos. Eran pocas las personas que contaban con un auto particular, los taxis carísimos al extremos de ser prohibitivos para distancias largas. Y los buses ocupaban un lugar importante para la vida de todos en la ciudad, y así por ejemplo los gigantescos autobuses de la Empresa Nacional de Transporte Urbano ENATRU Perú unían la ciudad en su eje más largo, desde San Jerónimo a Puquin. Pasando para ello por Limacpampa y de ahí por la estrecha calle de Abracitos hacia Pampa del Castillo. Uno de mis recuerdos más entrañables de infancia es la vista que ofrecía el torreón del Qoricancha desde el asiento delantero del enatru girando a velocidad por esas calles.

No hay mucho por debatir respecto al tratamiento del centro histórico. Es un espacio cuya conservación a mediano y largo plazo implica su peatonalización, necesariamente. La ciudad además de su capa actual, republicana con su fusión de inca y colonial tiene otra ciudad más antigua debajo, inca y preinca. Andenes, canales, plataformas y espacios ceremoniales yacen cubiertos por esa costra de cemento que es la ciudad después del terremoto. Un ejemplo claro de cómo deben evolucionar los espacios de la ciudad es el caso de la explanada frente al Qoricancha, que pasó de estar tugurizada por decenas de casas a permitir una vista integral del monumento.

Una suerte similar les espera a otros espacios como la avenida Sol, Saphy, Tullumayu, Choquechaka. Pero se trata de un cambio gradual, que implica múltiples factores. Como el traslado de instituciones públicas, centros educativos, y la generación de otros centros que articulen la ciudad, espacios para concentraciones masivas por ejemplo.

En las diversas opiniones que se dan sobre el tema muy pocos tocan el cambio tecnológico que transformará el transporte público para este siglo. Como la sustitución de la matriz de combustible o nuevas tecnologías para el transporte. Podemos ver en las fotografías históricas imágenes de la ciudad con caballos, con tranvías eléctricos, con autos, pequeños camiones y hasta buses estacionados. Hoy toca imaginar la ciudad a futuro y planificarla, es el reto de la actual gestión. Y necesariamente debe socializarse este proceso y someterlo al escrutinio público.

Pero no imagino un centro histórico con estacionamientos o un metro subterráneos, sino algo distinto, con más intervenciones al estilo del Kusikancha y menos al estilo de los grandes hoteles en las calle Saphy o Ruinas. Y así como hemos visto tanto cambio en la ciudad, espero llegar a ver los ríos que rodean el casco monumental descubiertos y limpios.


Escrito por

Gonzalo Valderrama Escalante

Licenciado en Antropología por la Universidad Nacional san Antonio Abad del Cusco.


Publicado en

Hanan Cuzco

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