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La naturaleza no está furiosa.

Las causas antrópicas de la vulnerabilidad frente a eventos climáticos

Publicado: 2020-03-04


Quince poblados y caseríos en el distrito de Santa Teresa han sido arrasados por un aluvión, las causas del desastre deben establecerse para así poder prevenir eventos similares en el futuro. Los siguientes apuntes tienen la intención de contribuir con dicha búsqueda. El Programa de Adaptación al Cambio Climático del Gobierno Regional en alianza con organismos internacionales ha ejecutado programas de monitoreo en esta área hace años, ya que se trata de una región que articula el territorio andino con la amazonia y tiene su propia dinámica climática, el promedio de lluvia anual es mayor que en la vertiente occidental de la cordillera andina por ejemplo. Así, el riesgo de aluvión, e incluso de deslizamiento de laderas escarpadas es alto, estos eventos han dejado numerosas huellas que son parte del paisaje típico de distritos como Santa Teresa, Vilcabamba y Machupicchu. El nevado del Salkantay y sus territorios contiguos han sido reconocidos como un área de conservación regional, y el parque arqueológico de Choquekirao se superpone en parte con este espacio. Se trata de una geografía única cuyo manejo representa un desafío, las llaqtas inkas y los sitios arqueológicos que se ubican en este territorio son ejemplo del buen juicio con que los antiguos cusqueños respondieron a ese reto, desde una concepción de la naturaleza radicalmente distinta a la actual.

Hoy en día el mundo industrializado se basa en la idea de que la naturaleza está al servicio del hombre y este tiene además el poder de controlarla. Esta visión se remonta a las ideas propias de la tradición judeocristiana, en la cual Dios le dice al hombre que ha creado el mundo para que se sirva de él. Fue diferente la manera en que concibieron y conciben el mundo los pueblos originarios del ande, donde la naturaleza no se piensa como un objeto subordinado a los intereses de los seres humanos, sino como una entidad con ánima propia, con quien se debe coexistir en una relación más bien armónica, sin la pretensión de subyugarla.

Si nos preguntamos cómo así las construcciones que el estado hizo en la zona durante el incanato siguen en pie, podemos decir que se debe en primer lugar a que los antiguos arquitectos e ingenieros no tuvieron la idea de construir en el fondo de los valles y junto a las riveras de los ríos, o sobre conos aluviales. Hoy en día la gente se permite ello porque piensa que el poder humano para dominar las fuerzas de la naturaleza no tiene límites.

Pero resulta que si los tiene, incluso en el abordaje de la problemática misma. Por un lado los organismos internacionales como la ONU han declarado oficialmente que atravesamos por una etapa de calentamiento global que está generando ya alteraciones en el clima a nivel mundial, pero a nivel local no se termina de entender que los factores de riesgo se generan en la forma de ocupación de los territorios que están expuestos a este tipo de ocurrencias. Estos mismos organismos y comités de expertos en el clima han hecho la siguiente predicción: en los andes tendremos indistintamente periodos de sequía extrema, y también de lluvias intensas, con promedios de precipitación por encima de los valores históricos. Los aluviones se harán más frecuentes, y toda construcción junto a un río correrá el riesgo de inundación. Los expertos han dicho también que ahí por donde alguna vez pasó un curso de agua, volverá a pasar.

Así la vulnerabilidad de los poblados tiene causas antrópicas, es decir se debe en primer lugar a la manera de habitar estas quebradas y valles interandinos. Por lo tanto, es posible señalar la urgencia de cambiar nuestra manera de ver el medio ambiente, volver a las raíces y abandonar esa pretensión de dominio absoluto sobre el mundo.


Publicado en Qosqo times Nro 257


Escrito por

Gonzalo Valderrama Escalante

Licenciado en Antropología por la Universidad Nacional san Antonio Abad del Cusco.


Publicado en

Hanan Cuzco

Escritos desde el Sur